Incendios forestales, clima y el saldo ecológico negativo

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Lic. Uriel Flores
Observatorio Clima FH-UNCa

¿Hay que mirar para otro lado? ¿Los mejores aliados ante el cambio y variabilidad climática, merecen perderse siendo incendiados? Esto en referencia a la vegetación - factor del clima de suma importancia-. Sembrar conciencia sobre la importancia de proteger pastizales de altura, bosques y humedales es todo un desafío. “Los humedales son vitales para la supervivencia humana. Son uno de los entornos más productivos del mundo, y son cunas de diversidad biológica y fuentes de agua y productividad primaria de las que innumerables especies vegetales y animales dependen para subsistir” (Organización Ramsar, 2018, p:23).

Las condiciones climáticas no son la razón del origen de los focos ígneos, pero “inciden en su propagación” por ejemplo: la falta de lluvias, las temperaturas elevadas, el bajo porcentaje de humedad relativa, las heladas constantes y los vientos con ráfagas altas. Con esas condiciones meteorológicas ser cautos para evitar que los incendios se propaguen, es una alternativa beneficiosa”.

No solo el forzante oceánico de la Niña, que vaticina en la tendencia meteorológica de a mediano y largo plazo del IRI, con un menor ingreso de vapor de agua y/o humedad para los actuales y próximos meses de este año 2020; sino que también como el Pacífico, el Atlántico cuenta con ciclo de oscilaciones con temperaturas negativas o neutras de la superficie del mar, siguiendo una dinámica de patrón de circulación atmosférica, con menores desarrollos de frentes inestables que no dan génesis a buena cosecha de precipitaciones, contrario a años anteriores. Esto explica la prolongación de los periodos de sequía en el litoral, centro y norte del territorio argentino.

El interrogante de la falta de precipitaciones y el prolongado periodo seco es falso, si es aludido directamente como causa de la presencia importante en cantidad de incendios forestales; 150 hasta el 31 de agosto en Catamarca. Con datos registrados por la Brigada de Incendios Forestales de la Provincia: en el total de lo que va del año, las hectáreas quemadas ascienden a 22.170 duplicando las 11.000 has. del año anterior 2019.

Las sequías adicionan un acrecentamiento a un panorama ambiental de suelos áridos, ecuación que deriva en inclinación hacia procesos de desertificación y erosión, efectos en la fauna, etc. Las variaciones termo - pluviométricas de estos periodos particulares de anomalías en unas determinadas regiones geográficas, pueden afectar tanto a individuos como a distintas especies, a pesar que pueden estar genéticamente preparados para el estrés de deshidratación o vientos muy fuertes.

El calor, la sequedad de sectores forestales o ecorregiones y la acción antrópica hacen que exista un crecimiento en la frecuencia del daño causado por incendios a los ecosistemas. Se originan en un 95% por la quema premeditada en la supuesta mejora de pastizales o barrido de terreno, pudiendo” descontrolarse” por la presencia de vientos con velocidades importantes, y estos ecosistemas -en algunas ocasiones- son muy lentos de recuperar en nuestro clima semiárido.

Es necesaria una armonización de las normas, por ejemplo, en la de la ley reciente de presupuestos mínimos para adaptación y mitigación del cambio climático, y a la espera de la ley de humedades (donde se retrasa por intereses contrarios a lo ecológico), que puede servir para asociarlo con planes de respuesta inmediata de carácter provincial, adhiriendo y fortaleciendo a lo que se está haciendo con respecto a la prevención, seguimiento y contención de incendios forestales. Acción que es muy positiva para nuestro medio ambiente y que son materia exclusiva del mismo.