Este 8M, una celebración especial
Si bien desde hace muchos años atrás (por lo menos institucionalmente desde 1975) cada 8 de Marzo se viene conmemorando el Día Internacional de la Mujer y de la Mujer Trabajadora (hay que decir que las primeras celebraciones se remontan a la primera década del siglo pasado, impulsada precisamente por mujeres en y de organizaciones socialistas y del movimiento obrero), este 8M tiene un sabor especial: viene precedido y está signado por un gran levantamiento de mujeres y de movimientos y organizaciones feministas, en particular de Nuestra América, erigidas en pie de lucha y dignidad frente a una nueva escalada de violencia machista y patriarcal que azota nuestras sociedades.
Este levantamiento resuena como un Grito Colectivo que dice "¡BASTA!" ante tantos siglos y ante tantas formas de violencia impúdicamente propinada desde el sistema, contra las mujeres, contra sus cuerpos, sus vidas.
Este 8 de Marzo es un momento especial de conmemoración de las luchas feministas pasadas y de las resistencias presentes. Viene precedido por un impresionante movimiento de mujeres a lo largo de toda América Latina que ha logrado sacar a la luz pública la frecuencia, cantidad y banalidad de femicidios que se producen en nuestra sociedad. Ha sacado a la luz que, en definitiva, vivimos inmersos en una sociedad femicida; nos muestra el femicidio como uno de los más crueles síntomas de la crisis de humanidad que hoy la atraviesa; y muestra también las raíces putrefactas de tanta inhumana y deshumanizadora violencia: el maridaje entre capitalismo, colonialismo y patriarcado, que funcionan como sus pilares fundacionales.
En efecto, como muchas mujeres ayudaron a ponerlo de manifiesto, la violencia patriarcal constituye una marca de origen de la sociedad moderna-colonial-capitalista que habitamos; se expresa en los valores que promueven la religión y la educación dominantes, el modelo hegemónico de familia, los medios de comunicación, el Mercado y el Estado en definitiva, mediante sus continuos esfuerzos de mercantilización de la Vida en todas sus formas. La violencia patriarcal-capitalista ha hecho de los cuerpos de las mujeres uno de sus primeros y más emblemáticos objetos de saqueo, de depredación, de explotación. La cotidianeidad de la vida y la dinámica de nuestras sociedades contemporáneas requiere y funciona en base a las múltiples violencias expropiatorias contra las mujeres, en sus distintos roles, aunque diferencialmente explotadas según su condición sexual, étnica y/o de clase.
En este sentido, desde nuestro espacio universitario, saludamos este levantamiento y nos unimos a este Grito colectivo. Si bien las ciencias sociales y humanas han ejercido un importante papel crítico que ha ayudado a develar las matrices de la violencia patriarcal, queda aún un largo camino por recorrer. Un camino que, para ser auténticamente emancipatorio, debe serlo de inter-aprendizajes y de diálogo de saberes, en particular, con las mujeres luchadoras, en cuanto sujeto epistémico-político protagonista de estos procesos de despatriarcalización y re-socialización de la humanidad toda.
Comprometida/os con esta tarea y este desafío, en este día queremos conmemorar especialmente la larga resistencia (de más de cinco siglos) de las Mujeres de Nuestra América, de las mujeres que fueron especialmente violentadas. Queremos saludar sus luchas, queremos celebrar sus resistencias: las resistencias de las mujeres indígenas, de las mujeres afrodescendientes, de las mujeres campesinas, de todas las mujeres empobrecidas y enclasadas por el despojo en las villas y barriadas populares; de las mujeres madres, criadoras de vida y muchas veces hasta expropiadas de sus proles. Queremos celebrar las luchas de las mujeres obreras y trabajadoras en general, de las luchadoras por sus derechos sexuales, por la defensa de los Derechos Humanos y las defensoras de los Derechos de la Madre Tierra; las luchadoras contra la violencia policial y de los aparatos represivos del Estado en general; las mujeres luchadoras contra las múltiples formas de opresión contra sus cuerpos, sus sueños y sus deseos.
Si gran parte de la historia de lucha de los movimientos feministas ha sido una lucha por la inclusión y la participación igualitaria en el sistema político, en el mundo laboral, en el sistema científico y las instituciones culturales de esta sociedad, las luchas feministas de y en Nuestra América hoy, nos interpelan a radicalizar esas luchas. La violencia patriarcal, entendemos, no se acaba y no se suprime con "más participación de mujeres" en las mismas instituciones del sistema; necesitamos más participación de mujeres luchadoras, esas que pujan no apenas por la 'participación' sino ya por la transformación de la institucionalidad hegemónica.
Con ese espíritu, hacemos público nuestra convocatoria a que como comunidad universitaria, en especial quienes ejercemos roles docentes y de investigación, a intensificar nuestro compromiso tanto para despatriarcalizar nuestras propias prácticas personales e institucionales, cuanto como para fortalecer nuestras capacidades de producción de conocimientos a favor de la emancipación de las mujeres. Porque la emancipación de las mujeres no es sólo una "cuestión de mujeres"; nos marca más bien, el sendero de emancipación de la humanidad.
Elsa Ponce Coordinadora Laboratorio Tramas |
Horacio Machado Aráoz |