“Encendidas por el agua y la vida”, ceremonia de la Facultad de Humanidades

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En la tarde de ayer, la Facultad de Humanidades realizó la ceremonia “Encendidas por el agua y la vida, contra las violencias de género, para un futuro sostenible”, en el sitio del predio de la UNCA donde el año pasado se plantó un lapacho, en representación de las mujeres víctimas de femicidio.

A través de esta ceremonia se rememoraron las luchas de las mujeres y feminidades desde una perspectiva ecofeminista, mediante la creación y producción de una obra colectiva, un espacio de resistencia, de asamblea, de encuentro autogestivo y colaborativo.

Participaron de la actividad el rector de la Universidad Nacional de Catamarca, Ing. Oscar Alfonso Arellano; la decana de la Facultad de Humanidades, Lic. Lilia Exeni; el subsecretario de Insfraestructura, Lic. Faustino Abarza, el secretario de Bienestar Universitario y Asuntos estudiantiles, Prof. Juan Olas; la Secretaría de Vinculación y Extensión, Esp. Mariela Pistarelli; el director de Extensión, Esp. Uriel Flores, el equipo docente que trabajó en la organización del ritual, alumnos y nodocentes.
En el momento de las alocuciones, Exeni expresó su emoción por estar “en el altar de la mujer, espacio donde se plantó el lapacho el año pasado. Este árbol, que más que un árbol es un verdadero símbolo, ha crecido, se ha fortalecido desde el año pasado hasta ahora. Y de alguna manera en ese crecimiento y en ese fortalecimiento también están incluidas todas las expectativas puestas en esta ceremonia para que nosotros, como ciudadanos, nosotras como mujeres, fortalezcamos la lucha para erradicar la violencia en todos sus sentidos y todos los ámbitos”.
“Fui recuperando a lo largo de esta tarde varias palabras que se representan en el tejido que envuelve nuestro lapacho y que simboliza una estructura sólida sobre la que podemos permanecer y defender nuestra lucha –añadió-. Palabras como memoria, derecho, justicia, siembra, respeto, dignidad e igualdad; son palabras que constituyen una verdadera urdimbre para que nosotras sigamos reclamando por el derecho al cuidado de los cuerpos colectivos y en contra de toda violencia que atente contra una vida sana.”
A su turno, la doctora Cecilia Navarro Santa Ana, coordinadora de la Diplomatura en Educación Sexual Integral, recordó que “en 1926 se promulgó en Argentina la ley de los Derechos Civiles de las Mujeres. Hasta entonces, las mujeres le debían obediencia al marido, no tenían derechos sobre sus hijos, sobre sus bienes, no podían litigar en juicio, no podían representar a terceros… Fue una ley de vanguardia en América Latina, pero ocho años antes en Catamarca una mujer, Ana Herrera, se presentó en juicio para representar a su marido o a terceros, siendo ya casada, por un incumplimiento de contrato. Es muy importante este precedente porque a la mujer no se le reconocía en ese tiempo ni siquiera la patria potestad sobre sus hijos. Por lo tanto, Catamarca tiene una luchadora ancestral a la que debemos recordar pero de la que no tenemos registros. Ana Herrera será recordada como una ancestral más en nuestras luchas, allanando el camino para muchas de nosotras”.
Luego, alumnos de diferentes cátedras que vinieron trabajando en actividades en el marco del mes de la mujer conformaron voluntariamente grupos de guardianas del sentido simbólico del espacio, con el compromiso de replicar, en los programas de contenidos, actividades en ésta y otras fechas significativas, durante el año académico. En el tejido que rodeaba al lapacho colgaron mensajes, palabras y dibujos que describían sus sensaciones y deseos para terminar con el flagelo de la violencia contra las mujeres.